La legislación constituye la inversión federal más significativa en la historia de Estados Unidos para combatir el cambio climático, estimada en hasta 375 mil millones de dólares durante la próxima década. El proyecto de ley orientará el gasto, los créditos fiscales y los préstamos para impulsar tecnologías como paneles solares, los esfuerzos de los consumidores para mejorar la eficiencia energética del hogar, los equipos de reducción de emisiones para las centrales eléctricas que funcionan con carbón y gas, y los controles de contaminación del aire para las granjas, los puertos y las comunidades de bajos ingresos.
También incluye beneficios en seguros de salud y costos de medicamentos recetados. La medida se financia con nuevos impuestos a las grandes empresas y una mayor aplicación del impuesto a la renta (IRS) a las personas y entidades de grandes patrimonios, con fondos adicionales destinados a reducir el déficit federal.